En esta entrada quiero compartir con todos vosotros como
fueron mis comienzos como escritor. Creo que es importante echar la vista atrás
de vez en cuando y analizar lo que en su día nos hizo ponernos a esta tediosa
tarea de crear historias, es la única forma de seguir adelante y recuperar
aquella ilusión del principio.
Mis inicios en el fascinante mundo de la escritura llegaron
de la forma más inesperada. Como casi todo el mundo (hablo de mi época de
juventud) yo también quería tener un diario, un confidente a quien le pudiese
contar las cosas que me iban ocurriendo día a día. Manos a la obra con mi viejo
ordenador (de aquellos que no tenían disco duro y tenías que guardarlo todo en
un disquete) empecé a escribir lo que desde aquel instante iba a ser la confesión
escrita de mi vida. Desgraciadamente mis aventuras no eran nada interesante, días
enteros sin hacer absolutamente fuera de lo normal y pocas conquistas amorosas
(que parecía ser que era lo que siempre poblaba las páginas de los diarios) Así
que decidí que prefería inventarme las cosas y poco a poco fue llenando
aquellas páginas virtuales con infinidad de historias y situaciones
emocionantes que les ocurrían a los personajes.
Sin darme cuanta había despertado un monstruo dentro de mí.
Aquello me enganchó y aunque mi primera novela no tenía más que cien páginas
(una cantidad muy considerable para mí en aquella época) descubrí que podía crear
un mundo nuevo con mi imaginación. Me agarre a aquella actividad de una forma
que a día de hoy aun no puedo explicar, pero supe que aquello era a lo que quería
dedicarme el resto de mi vida.
Para todos los que escribís sabréis perfectamente de lo que
estoy hablando, de la necesidad de escribir, de contar historias. Hay días que
me levanto por la mañana y me pregunto por qué no dejo todo esto de una vez
(casi siempre cuando tengo un día malo y pienso que no voy a poderme ganar la
vida así jamás) pero en ese momento me doy cuenta de que mi vida sin escribir
no sería mi vida.
Pero me ha pasado, imagino que al igual que a muchos de
vosotros, de tener vergüenza cuando alguien me preguntaba. La pregunta habitual
cuando a alguien le dices que eres escritor es: -¿Y qué has publicado?- Entonces
tienes que bajar la cabeza y decir: - Aun nada- Pero igual que un pintor que no
vende sus cuadros, o un músico que solamente compone para sí mismo; nosotros
somos escritores aunque nuestras obras duerman en el fondo de un cajón. Y algún
día, aunque no consigamos publicar nuestros libros, nuestras novelas nos sobrevivirán
y habremos creado algo para la posteridad.
Simplemente el hecho de seguir luchando por nuestros sueños
ya nos convierte a todos en ganadores,
lo importante es escribir y que nosotros seamos felices con ello. Os animo a
todos a que continuéis construyendo historias y creando mundos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario